martes, 15 de marzo de 2011

LO TERAPEUTICO EN LA TERAPIA

Suena grandilocuente y desmesurado asociar el término zen a otra palabra, ya que el concepto en su provisionalidad se mimetiza con aquello con lo que se lo vincula. Zen es la vacuidad absoluta que todo lo contiene siendo inasible e inapresable por la palabra que lo convoca. El zen hace brillar en opacidad la oscuridad absoluta del ser.

Concebimos como terapéutico la contingencia que logra disolver en el aquí y ahora la dualidad de la ilusión. Entre las acciones que concebimos como terapéuticas podemos describir: desetiquetar los rótulos que generan las apariencias, descondicionar los mandatos de los sistemas que nos contienen, desanudar las ligaduras invisibles a las que nos someten las palabras, desnudar las evidencias que nos inducen a las acciones simuladas, aplicar los misterios del silencio, desmontar las trampas de nuestro ego, insuflar el devenir en el tiempo indivisible del ser, deconstruir los edificios tortuosos que impone nuestra codicia, delinear estrategias de vacuidad en el propio territorio del caos, sacudir la inercia que persiste en el ropaje denso del apego, develar el interior clamoroso del corazón.

El terapeuta intenta disolver el miedo que genera la ignorancia que nos identifica como humanos, iluminando los laberintos que espejan la realidad aparente. Actúa como guía transitorio e inasible en los movimientos del ser que no tienen sostén evidente. Nos devuelve con pequeños gestos la imagen de lo que creemos no ser. Ejerce la paradoja liberadora que estalla en la raíz de nuestros conceptos rígidos y acartonados. Regala metáforas puntuales que permiten la resignación de nuestros verbos para crear estrategias amplificadoras de la libertad individual. Pone en duda y rechaza las autoridades acartonadas con las que nos identificamos, los modelos preestablecidos que nos abastecen , las normas que anemizan nuestra creatividadla creatividad.

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